Chía: su gran contenido de grasas saludables mejoran el flujo sanguíneo y, al entrar en contacto con los líquidos de los alimentos, desarrolla un gel que envuelve las grasas, impidiendo que las absorba nuestro organismo (semejante a la lecitina). Otros alimentos con grasas sanas son el aguacate, el aceite de oliva, etc.
Nueces: los frutos secos en general son muy saludables para el hígado, sin embargo, las nueces destacan por encima de todos porque contienen muchas proteínas, las cuales facilitan la producción de nuevas células en el hígado y reparan las dañadas. Además, su cubierta las protege de toxinas.
Limón: el limón funciona tanto como tónico hepático como remedio digestivo. ¿Por qué sucede esto? Debido a su contenido de aceites esenciales (cítrico y málico), los cuales estimulan los órganos digestivos. Otras frutas semejantes que proporcionan grandes beneficios al hígado son la toronja, el pomelo y la naranja.
Papaya: esta fruta es una aliada del sistema digestivo, de toda la vida, tanto por sus enzimas (papaína y quimopapaína), como por su gran cantidad de fibra. Si hablamos particularmente de la salud del hígado, estas enzimas mejoran sus funciones y lo mantienen depurado.
Fresas y arándanos: son depurativos naturales muy eficaces y deliciosos. Su acción desintoxicante proviene de su gran porcentaje de fibra y vitamina C, los cuales ayudan a frenar la acumulación de grasa en el hígado, mientras lo desinflaman rápidamente.
Manzana: contiene gran cantidad de antioxidantes y pectina. Por una parte, los antioxidantes neutralizan los radicales libres, por otra, la pectina (fibra soluble) ayuda al tránsito intestinal contribuyendo a la eliminación de toxinas a través de las heces, suavizando la carga de trabajo del hígado.
Espinacas: las espinacas contienen clorofila, la cual se encarga de absorber y desechar las toxinas y grasas del hígado. Otros vegetales de hoja verde que también alivian el hígado graso son las acelgas, las alcachofas, las lechugas (como la escarola), etc. Y verduras de tallo como el cardo o apio, germinado, etc., también son beneficiosas.
Alcachofas: contienen silimarina, un poderosos antioxidante que contribuye en la depuración hepática y la regeneración de sus células, al igual que el cardo mariano.
Pepino: un excelente diurético, laxante e hidratante, resulta uno de los depuradores más completos que nos ofrece la naturaleza y, en consecuencia, un gran aliado para el hígado. ¡Además es bajo en calorías!, por este motivo también es muy empleado para elaborar.
Brócoli: es una verdura excelente para la salud hepática, al igual que otras crucíferas, pues contiene azufre, ingrediente ideal para limpiar el hígado. Otros alimentos ricos en azufre son el puerro y la cebolla.
Cúrcuma: es un eficaz antinflamatorio (al igual que la menta), característica que ayuda a curar infecciones hepáticas. Otros alimentos hepatoprotectores son la aronia, la cebolla y el ajo.
Aronia: su alto contenido en antioxidantes la convierten en un excelente protector hepático por tres razones: reduce la acumulación de cadmio en el hígado, repara daños hepáticos causados por sustancias químicas y protege al hígado de la necrosis.
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